MADRE MAPUCHE DENUNCIA MATERIALES EDUCATIVOS DISCRIMINATORIOS EN ESCUELA RURAL DE COMUNA DE PANGUIPULLI
En el contexto educativo prescolar en tiempos de pandemia, el pasado miércoles 28 de abril llegaron nuevos materiales educativos impresos a la casa de una niña de 5 años que estudia en la escuela particular subvencionada de Traitraiko (actual Comuna de Panguipulli, Región de los Ríos). Como ella está en la etapa de aprender a reconocer las letras, le llegó un silabario ilustrado para asociar vocales con conceptos escritos y dibujados. Su madre, Cecilia Rayen Caniuman Ancalef se sorprendió al percatarse que junto a la letra “I” estaba un dibujo de un hombre de pueblo originario de América del norte y la palabra que lo acompañaba era “indio”. Se contactó por vía telefónica con la profesora que enviaba el material y la respuesta dejaba aún más en evidencia el desconocimiento sobre las implicancias del hecho. Luego habló con el director de la escuela y, pese a dar a conocer el descontento, el material fue igualmente usado en la clase virtual de los niños.
Cecilia Rayen Caniumán Ancalef, Apoderada de la Escuela Rural en Traitraico, actual comuna de Panguipulli, Región de los Ríos elaboró una carta de denuncia ante la Superintendencia de Educación a nivel regional (Denuncia CAS-131833) en busca de que este tipo de situaciones no sigan ocurriendo y traspasando esta carga a la próxima generación sin ninguna reflexión de por medio. Esto resulta especialmente preocupante, según señala la carta, pues la escuela rural se encuentra situada en medio de un lof mapuche.
Cabe tener presente que la alerta pública no busca sólo el cambio de una palabra por otra, sino la actualización de los docentes y los materiales educativos que generan, pues la educadora y su director no fueron siquiera capaces de lograr ver aquello que se está transgrediendo. Al ser la escuela una institución de reproducción cultural resulta especialmente atendible la preocupación ante lo que fue experimentado como un acto de violencia simbólica.
Cabe tener presente que a nivel mundial la autoidenficación (conciencia de grupo) no posee una definición de pueblos indígenas que goce de aceptación universal. Mientras se acepta “aborigen” (los que estaban en el origen) para los maorí en Australia, conceptos como Primeras Naciones en Canadá, pueblos originarios, pueblos tribales, mapuche, etc, va tomando distinto grado de aceptación dependiendo de cada pueblo. Por ejemplo el termino “Primeras Naciones” llegó a ser de uso común en la década de 1980 para reemplazar el término tribu india, haciendo de este modo, un reconocimiento político a la colonización.
En Chile hoy en día hablar de “indio” tiene, muchas veces, una clara connotación negativa y discriminatoria. En este contexto, a nivel local la escuela no ha sido en territorio mapuche un espacio neutro. Como explica el profesor de historia Cristian Antümilla-Pangikul en el texto “Génesis de la infancia mapuche en la escuela: la instrucción primaria y los agentes que posibilitaron su inserción a fines del siglo XIX”, “en Gulumapu -el territorio mapuche al oeste de la cordillera de Los Andes-, la educación fue parte de un complejo despliegue de control centralizado y altamente burocratizado establecido por la administración estatal tras la denominada «ocupación de la Araucanía» (1860-1883). Si bien las normas educativas dictaron una implementación homogénea para todo el país, su aplicación en esta región tuvo ciertas especificidades orientadas a homogeneizar a la población indígena, a fin de convertirla en ciudadanos “útiles” al proyecto nacional. El programa incluía las asignaturas de Castellano, Cuentas, Religión e Historia y Geografía, trabajos manuales y gimnasia de orientación militar, al tiempo que prescindía por completo del idioma, las costumbres y las creencias mapuches. De esta forma, la escolarización supuso el sometimiento de la infancia mapuche a un conjunto de pautas culturales ajenas a su modo de vida tradicional -algo que, a menudo, derivó en el monoculturalismo, el castigo, el awingkamiento y el autodesprecio de las personas de este pueblo-”.
En el sentido, la reacción de la apoderada mapuche va en relación a un contexto mayor a solo el hecho particular. El texto publicado en 2013 “La Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas. Manual para las instituciones nacionales de derechos humanos” en la página 26 explican que son comunidades, pueblos y naciones indígenas “las que, teniendo una continuidad histórica en las sociedades anteriores a la invasión y precoloniales que se desarrollaron en sus territorios, se consideran distintos de otros sectores de las sociedades que ahora prevalecen en esos territorios o en parte de ellos. Constituyen ahora sectores no dominantes de la sociedad y tienen la determinación de preservar, desarrollar y transmitir a futuras generaciones sus territorios ancestrales y su identidad étnica como base de su existencia continuada como pueblo, de acuerdo con sus propios patrones culturales, sus instituciones sociales y sus sistemas legales”.
Conociendo la historia de los territorios a los pies del volcán Ruka Pillan (Villarrica), el proceso de colonización no sólo ha significado pérdida de sus apellidos y tierra, sino sucesivas acciones para borrar una identidad. En el texto citado publicado por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) y el Foro de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos de Asia y el Pacífico (APF, por sus siglas en inglés) en 2013 explica además que “cada pueblo indígena posee su propia cultura, lengua, sistema jurídico e historia. La mayoría de ellos mantiene un vínculo sólido con el medio ambiente y con sus tierras y territorios tradicionales. A menudo, estos grupos tienen en común una historia de desarraigo de esas tierras y territorios, de sometimiento, destrucción de sus culturas, discriminación y múltiples violaciones de sus derechos humanos. Durante siglos, esos pueblos han padecido la falta de reconocimiento de sus instituciones políticas y culturales, lo que ha socavado la integridad de sus culturas”. En este sentido la voz de alerta de esta madre mapuche de la actual comuna de Panguipulli no es un hecho aislado ni descontextualizado históricamente. En este sentido, una tarea escolar es “para muestra un botón” de acciones que persisten en los distintos espacios sociales y en la escuela en particular. Del mismo modo su acción de denuncia pública es una invitación a autoformarse para comprender más sobre estos temas de modo de construir verdaderamente una relación intercultural.
Carta abierta a las autoridades del ámbito educativo del Estado de Chile en la actual Región de los Ríos y a la comunidad en general.
Con ocasión de las clases realizadas a mi hija y su grupo de curso se ha dejado de manifiesto una grave vulneración a nuestros derechos como pueblos originarios. Es por ello, que expongo a continuación los hechos que a mi parecer deben ser conocidos por la autoridad de manera de resarcir el daño y evitar que se repitan, toda vez que el sistema educativo, y quienes lo llevan a cabo, deben ajustar su actuar a derecho, velando por la integración, valoración y respeto por la diversidad cultural existente y reconocida en nuestro país y así dejar atrás tratos peyorativos y discriminatorios.
Es necesario hacer presente que somos una población muy grande la perteneciente al pueblo mapuche, en nuestro caso particular, pillanche o gente del pillan. Es sabido que hemos habitado en las cercanías del Ruka Pillan desde tiempos inmemoriales y aún sigue viva y latente nuestra cultura. Cada año se renueva nuestra fuerza en el nguillatun, habitamos cotidianamente rodeados de ngen y muchas fuerzas naturales que nos dan razón para querer seguir siendo mapuche y de lo cual nos sentimos orgullosos. Estos aspectos culturales y otros derechos de los pueblos están bajo el amparo del ordenamiento jurídico nacional, así como también la normativa internacional.
Dicho lo anterior, es que la situación acontecida y que nos afecta se generó en la escuela rural donde estudia mi hija de 5 años del lof mapu de Traitraico, comuna de Panguipulli. Llegó un material didáctico y educativo para que aprendiera las vocales entre ellas la vocal “I”, y con ello venía una fichas con el dibujo de un niño semi desnudo y junto a ello la palabra indio.
Como estamos en tiempos de pandemia, nuestros hijos no van a la escuela, y afortunadamente los padres tenemos acceso al material que se les entrega a ellos en su formación. Gracias a ello pude darme cuenta del hecho discriminatorio. La escuela donde estudia mi hija, usa mayoritariamente las redes sociales para mantener la comunicación con los apoderados, y haciendo uso de esta plataforma, le pregunté a la profesora, ¿Cómo le explico a mi hija el término “indio”? (ya que ella no conoce ese término) y la educadora me contesta lo siguiente:
“usted le puede explicar a la niña que la palabra indio hace referencia a que es una persona que pertenece a pueblos originarios y de América. Como ella no sabe de América o ningún niño sabe lo que es América, uno le explica con un mapa en frente que en el mundo hay lugares donde vivimos diferentes tipos de personas y que ellos tienen su forma de vida distintas, costumbres distintas, creencias distintas. Y también se les llama ‘indio’ a las personas que viven en un país que se llama India y que eso está en otro continente, en otro sector del mundo. Con esa explicación ahí le va quedando un poco para que ellos vayan concientizando más o menos que existen diferentes tipos de personas, existimos diferentes tipo de personas y que somos denominados de diferentes maneras”.
Para no agravar más la situación no me referiré al nombre de la educadora, toda vez que si bien ella tiene un grado de responsabilidad, lo tiene mayormente la institución que recibe, elabora y difunde el material a los educando. Es evidente que la explicación dada por la educadora no se la di a conocer a mi hija, ya que en mi grupo familiar le inculcamos valores y conceptos correctos para referirse a nosotros como pueblos originarios de América o mejor dicho “primeras naciones”.
Habiendo escuchado el concepto aplicado por la profesora para referirse a la palabra indio, la llame de inmediato, dando a conocer mi descontento y malestar por el mal uso de la palabra y su definición, así como también el uso de sus sinónimos. Le solicité que omita el material en clases y que nos de la posibilidad a los padres y apoderados de devolverlo. Ignorando la sugerencia, usa de igual forma el material para una clases vía zoom con los niños y niñas sin enmendar el error. Esto es, a todas luces, inaceptable.
Lo anterior me hace reflexionar que por mucho tiempo nos denominaron como indios, salvajes, propios del lenguaje del siglo XX, es decir civilización v/s barbarie. Este ejemplo, del uso de la imagen y palabra indio para aprender la vocal i en enseñanza pre escolar, fomenta el racismo y el lenguaje despectivo en contra de nuestros pueblos.
Es inaceptable e intolerable que en estos tiempos en una escuela rural ubicada en medio de las comunidades Mapuche, o en cualquier escuela de Chile, asemeje que la condición de persona perteneciente a las primeras naciones sea sinónimo de Indio. Peor aún que lo afirme, lo enseñe y lo difunda en la primera etapa escolar de niños y niñas que están en plena edad de formación, donde son susceptibles a recibir, emitir, y repetir conceptos que fomenta el sistema educativo imperante. Más aún, las escuelas debieran ser ejes principales del respeto, enlace con el medio, lugar de plena convivencia, libre de prejuicios y menosprecio a las culturas, diferencias, condiciones propias de las personas, grupos y pueblos, donde se inculque un pensamiento crítico y reflexivo, aprender a entender y a cuestionar, sobre todo el respeto de los saberes del territorio donde está inserto y no aceptar ningún tipo o forma de discriminación.
Para finalizar, solicito a su instancia tomar medidas que resarzan el daño ocasionado y sugiero adoptar acciones tendientes a hacer valer los derechos reconocidos a los pueblos indígenas en la Ley 19.253, principios de nuestra Constitución Política de la República y sobre todo al Convenio 169 de la OIT, ya que de seguir en esta línea, errónea, la autoridad sabe que podemos dirigirnos a la instancia judicial de manera de reestablecer el derechos que ha sido vulnerado.
Cecilia Rayen Caniumán Ancalef
Apoderada, Escuela Rural en Traitraico
Carta con copia a:
Superintendencia de Educación
Contraloría General de la República
Para profundizar en la temática se sugiere leer:
LA INFANCIA MAPUCHE EN LA ESCUELA
REPUDIAN UN MANUAL ESCOLAR QUE OMITE AL PUEBLO MAPUCHE
“LA DECLARACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS. MANUAL PARA LAS INSTITUCIONES NACIONALES DE DERECHOS HUMANOS”
https://www.ohchr.org/documents/publications/undripmanualfornhris_sp.pdf
funciona…invitamos a quienes nos leen a dejar sus impresiones y reflexiones