Ingrid Fierro, dramaturga y directora de Ausencia; “Que se hable de femicidio, maternidad, duelo y reparación”
Por Victoria Hernández
Aportar nuevas miradas profundas e íntimas, respecto de la violencia estructural contra las mujeres, ha sido el compromiso sostenido de Ingrid Fierro Torres (1983) actriz, dramaturga, educadora artística y precursora de la compañía Teatro Resistencia en Concepción. Egresada de la Escuela de Arte Dramático del Sur y con importantes especializaciones tanto dentro como fuera del país, Ingrid ha ido conectando y entretejiendo sentires y vivencias que el pasado 30 de noviembre desembocaron en el estreno de “Ausencia”, su más reciente obra en el Teatro Biobío.
Escrita y dirigida por Ingrid Fierro, Ausencia aborda las consecuencias del feminicidio desde la perspectiva de las madres, entrecruzando vida y biodrama, en un sorprendente ensamble entre ficción y realidad que cuenta la participación escénica de Karem Rojas Cabezas, madre de Isidora Gonzales Rojas, joven de 23 años asesinada en Melipilla el año 2017 con quien la dramaturga ha cultivado una estrecha relación de amistad y complicidad.
“Todo partió el 2017 cuando estaba estrenando una obra de mi autoría que se llama Hortensia y que aborda la temática de violencia contra la mujer e intrafamiliar, cuando vi por redes sociales la terrible noticia sobre la desaparición y descuartizamiento de una joven penquista en Melipilla.” narra Ingrid. La mañana del 7 de septiembre de 2017 cuando los noticiarios nacionales informaban la aparición de un cuerpo a orillas de un canal de regadío ubicado en el fundo Camarena, al interior de la comuna de Melipilla. Isidora González Rojas, joven punk de tan solo 23 años había sido asesinada por Guillermo Atenas Cornejo, con quien en ese entonces compartía un relación.
“Recuerdo que en ese momento experimenté algo similar a lo que me sucedió con Hortensia, sentí como si algo se anudara dentro de mí y luego me asfixiara, me quedé en silencio, intentando comprender, pero era imposible, la imposibilidad de procesar racionalmente y al mismo tiempo de querer entender qué fue lo que pasó y por qué”
El año 2018, Ingrid obtuvo una residencia de especialización en dramaturgia por el Royal Court Theatre, teatro británico de Londres donde consiguió nuevas herramientas para conectar nuevamente con el caso. “Al finalizar esa primera etapa, estaba segura de que quería abordarlo, pero principalmente desde la perspectiva de las madres. Entonces, fueron apareciendo imágenes, frases, colores y comencé a investigar.”
De vuelta en Concepción se comunicó con la coordinadora del Centro Renacer, una agrupación para madres y padres en duelo, asistió a una de sus sesiones y a la ceremonia del farol que hacen todos los años en la cascada del Parque Ecuador. “Todo era demasiado triste y hermoso a la vez”. En ese tiempo señala, “lloré más de lo que escribí, todo el proceso fue así, me preguntaba por qué estaba en esto si lloraba tanto”.
Fue en una marcha y gracias al contacto
de otras compañeras que Ingrid cruzó por primera vez palabras con Karem “Desde ese momento comenzó una relación, nos hicimos compañeras y amigas, levantamos jornadas de conmemoración juntas, conversatorios, actividades culturales y de sensibilización” recuerda Ingrid.
El año 2018 la justicia chilena recalificó el femicidio de Dorito como homicidio simple y determinó una sentencia de tan solo 15 años de cárcel para el asesino. Para ese entonces “volvió la incertidumbre, el sentido de urgencia” relata Ingrid, “escribí desde ahí, pero poniéndome algunas condiciones; condensar el drama, trabajar la economía de lenguaje, el sentido de urgencia y la tensión”. La retroalimentación del dramaturgo y docente Sebastián Cárez Lorca al término del Diplomado en dramaturgia en la Universidad de Chile, fueron claves para dar luz esta conmovedora obra dramática “Salió algo muy distinto al borrador de 12 escenas, algo más acotado, con otro ritmo y cercano al thriller, a mi y a Karem nos gustó. Era un buen esqueleto para poner en pie el drama y dejar espacio a que posteriormente se siguiera trabajando desde la puesta en escena” relata Ingrid respecto del proceso.
Interpretada por Francisca Ovalle, Leslie Sandoval y Constanza Avilés, Ausencia, no sólo aborda la perspectiva de la maternidad tras el femicidio de una hija sino además se involucra con la perspectiva muchos menos abordada; la maternidad luego de que un hijo termina con la vida de una mujer.
Femicidio, maternidad, duelo y reparación ¿Crees que efectivamente el teatro contribuye a acercar estas temáticas poco convencionales al público?
Sí. El teatro propicia experiencias de una manera más amable y artística al público, en general, es un espacio donde se pueden abordar distintos conflictos y temas, donde se piensa cómo decir eso que se quiere decir, se analizan posibilidades, se buscan estrategias estéticas y estilísticas, se cruzan distintos lenguajes para tejer una dimensión dramatúrgica más allá de la textualidad.
¿Cómo ha sido la incorporación de Karem Rojas?
Hermoso. Karem es el elemento más importante de la obra, ella ha sido quien ha inspirado la escritura del biodrama, quien escribió el epílogo del libro que publiqué, ha sido parte de los conversatorios y presentación del libro, y al mismo tiempo, ese libro está dedicado a ella y a todas las madres que viven en duelo. Ahora ella es una performer en la obra y está aprendiendo a moverse en un espacio escénico, a dialogar con las intérpretes en escena, a verbalizar con tiempos, y en general, a entender cómo funciona una obra desde su creación y producción. Karem es el corazón de la obra.
Ausencia es la tercera obra de Ingrid en llegar al Teatro Bío bío, antes fue 2070, el último documental animal, dirigida por Oscar Cifuentes de la compañía La otra zapatilla. La primera fue Hortensia, tambien escrita y dirigida por la actriz.
En medio del panorama del teatro actual ¿qué espacio poseen las mujeres? ¿Se puede hablar de un espacio de paridad para las dramaturgas chilenas?
Pienso que sí, hoy en día la visibilización de las dramaturgas chilenas existe, y ha sido principalmente gracias al trabajo de mujeres visionarias y feministas que han ido más allá. Algunas han propiciado espacios para dialogar sobre procesos, han puesto en valor no sólo a las dramaturgas actuales, sino que también han rescatado el trabajo de dramaturgas antecesoras, tomando como base el contexto, la historia y su visión del mundo. En ese sentido, es rescatable la labor que vienen realizando las compañeras de Dramaturgas Chilenas, ya que han sabido abordar desde un análisis profundo las variadas escrituras que se están desarrollando en el país.
¿Cómo ha sido tu experiencia como directora escénica?
No he dirigido tanto para sala, más en contextos educativos, calle, pero me apasiona, en general, sea el espacio que sea, por tanto, puedo decir que es harto trabajo, ya que hay que lidiar con demasiadas cosas, sobre todo cuando además escribes y te encargas de la producción. De todas maneras es algo que disfruto, me obsesiona, cuando lo hago fluyen las ideas, soy organizada, me gusta investigar, buscar soluciones y evaluar posibilidades.
¿Cuáles han sido los principales desafíos?
El financiamiento. No postulamos la obra a fondo porque confiamos en el compromiso de un agente cultural que no pudo cumplir con esto. Esta ha sido una piedra de tope durante este año, ya que casi nadie trabaja de manera responsable si no hay remuneración, excepto quienes estén realmente involucrado/aes con la causa. De todas maneras, es algo entendible, ya que así cómo está de caro vivir hoy en Chile, es casi imposible destinar horas del día a colaborar, por más que nos mueva una causa. Lamentablemente el dinero no sólo afecta el no poder pagar honorarios, la sala para ensayo, los materiales para escenografía, vestuario, pasajes, bencina, etc, si no que desgasta las relaciones.
¿Cuáles son tus expectativas con Ausencia?
No sé si me gusta tanto la palabra expectativas, porque cada vez que me hago expectativas la vida me lleva a otra cosa. De momento, deseo que muchas personas vean la obra, que nos acompañen, que nos ayuden a difundir, que nos inviten a otras salas, regiones, festivales, que se hable de femicidio, maternidad, duelo y reparación. Que Karem pueda seguir en pie no sólo desde la presencia activa en las marchas o conversatorios, si no también desde el teatro.
¿Cómo te gustaría ser reconocida? o que se reconociera tu obra?
Como un puente que propicia la sensibilización y reflexión, una obra que posibilita la introyección y proyección de lo perdido, pero al mismo tiempo, como un biodrama que permita que la protagonista sea activa y encuentre algo de justicia después de haber perdido no sólo un juicio, sino una de las personas más importantes de su vida, su hija. Quisiera que el público pueda empatizar y reflexionar sobre las consecuencias del femicidio desde la maternidad.
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